viernes, 1 de abril de 2011

Crónica de un Gordo en vacaciones: El culo, la silla y la Pizza Calabeso

El gordo de vacaciones queda en ir a comer (única cita factible) con una chica. Linda chica, muy linda.

Llegan al lugar, sobre la avenida 3 casi esquina Buenos Aires, un de los pocos lugares que hace Pizza a la piedra en la ciudad balnearia (el gordo morfa cualquier cosa, pero la chica quería a la piedra, y como gordo se comería hasta la piedras mismas, no puso peros).

Llegan, temporada baja, muchos lugares disponibles pero... todas, TODAS las silla son de las que podrían listarse como ENEMIGAS del gordo. Todas las sillas del lugar tiene apoya brazos. El grodo suda la gota misma (La gota gorda, recuerdo de un post viejito) y se pregunta "Me entra el culo ahí?" (Otro post viejo). Respuesta: No.

Así es, quedé aprisionado, no podía yo moverme hacia ninguno de los puntos cardinales, y menos aún en el hipotético eje Z para poder salir yo hacia arriba y liberar mis carnes de aquella celda que, pensada como un descanso para brazos era un cazagañotes de mi ojete.

Cuando finalmente pude salir, ayudado por mi compañera de cita y la camarera, dije: "Nos podemos sentar ahí" señalando una mesa cercana a unos canteros que podrían servirme de banco, o algo así. Pero la camarera dijo "No, por favor, elijan la mesa que quieran y les traigo otro silla más amplia".

Claro, una silla apta para todo culo. Vino con una silla que era un banco de plaza, me dio vergüenza, MUCHA, saber que mi culo entraba allí y no en la silla anterior. Una cosa es ser gordo, otra ya es salirse por completo de los estándares. La cita arrancó, justamente, como el culo.

Hacemos el pedido, una grande, obvio. Mitad Calbresa mitad Vittorino (Pizza de cebolla, queso roquefort y sardo, una hermosura hecha pizza). La camarera dice "Dale, que buena elección" abriendo ampliamente los ojos y sonriendo como diciendo "claro, después querés que te entre el culo acá!"

Cuando terminamos (La chica comió sólo dos porciones y yo me detuve en la tercera para no quedar como un hambriento pero teniendo la delicadeza de comer una más que ella para que no sienta que comió tanto como un rinoceronte que vendría siendo yo) la chica me pide que picamos un café, cosa que hacemos.

Luego del café y cuando yo daba por perdida la cita y trataba de pensar cómo legalizar el casamiento entre gordos y comida ella se me acerca y me da un beso. Cuando nuestros labios se entremezclan, creo sentir en su beso un sabor familiar, algo que me resultaba en extremo conocido, si, longaniza!

La chica me besó y me pasó con la boca una rebanada de la longaniza de la calabresa (por eso el calabeso del título, avispensé). Les juro que fue sublime!

Creo, señoras y señores, que puede ser amor. Qué dicen?

Mi peso? Aumenté, en vacaciones la dieta también se toma un descanso!

3 comentarios:

  1. Ay noooooooooooo, qué asco el calabeso!!!!!!!

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  2. Si hubiera sido con una pizza vegeta seguro que le gustaba.. CIERRE EL PICO!

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  3. Quiero un berenbeso al escabeche, ya!!!!
    voy en busca de besos con sabor, muy buen idea

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